jueves, 31 de marzo de 2011

Ateismo. Un breve historia del descreimiento -Jonathan Miller-


"Se ama sin la iglesia y sin la ley"


-Silvio Rodriguez-



RICHARD DAWKINS




Hace un tiempo atrás comenzamos a publicar la primera de esta serie de interesantes entrevistas realizadas por Jonathan Miller.

En aquella oportunidad pudimos escuchar la palabra de Daniel Dennett, sin duda, unos de los filósofos -a mi entender- más destacados de este siglo. Hoy, cambia la disciplina a la que se dedica el entrevistado, pero no baja ni un poco el nivel de la misma. Es el turno del etólogo Richard Dawkins, quien a estas alturas, en este espacio no necesita presentación. Lo que sí me gustaría destacar es el la intencionalidad de las preguntas elaboradas por el entrevistador, ya que éstas apuntan a que el contenido de las sensatas respuestas del entrevistado pueda serle de suma utilidad, principalmente, a todos aquellos que tienen dudas naturales con respecto al tema de las creencias religiosas. Superinteresante.


Saludos


Juan Carlos





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jueves, 24 de marzo de 2011

Yo navegué El Replicador de Sueños. Hoy: pensamiento crítico y educación - Mayra Suárez-

 

CUANDO NUESTROS LECTORES ESCRIBEN



Fue a fines del mes pasado -tan sólo unos días atrás- cuando lanzamos nuestra sugestiva propuesta indehiscente a nuestros lectores. Ésta se hizo bajo la consigna Yo navegué El Replicador de Sueños y fue con la clara intención de estimularlos a participar de este espacio, invitándolos a compartir su pensamiento con nosotros. Con mucha satisfacción empezamos a recibir los primeros trabajos y es por eso que ahora, sin más preámbulos, procedemos a su publicación.

*Si deseas participar envianos tu trabajo a coqui520@hotmail.com poniendo en el encabezado Yo navegué..





El escrito de hoy es un fragmento que pertence a un trabajo de investigación realizado por la licenciada Mayra Suárez de la UCLA (Venezuela) Qiien actualmente cursa  una Maestría en educación superior en la Universidad pedagógica experimental Libertadores. Les adelanto que aborda un tema de los que, en estos tiempos, se deben considerar imprescindibles








PENSAMIENTO CRÍTICO Y EDUCACIÓN



El presente trabajo de investigación surgió de la observación y la inquietud de desarrollar un estudio, en donde se establezca y se desarrolle el papel que debe cumplir el Docente investigador en la formación y preparación de estudiantes con criterio propio y que sean libres pensadores capaces de formar sus opiniones sobre la base de la razón, independientemente de la religión, la tradición, la autoridad, y las ideas establecidas, para ser dueños de sus propias decisiones.

El Docente como Investigador sabe que el pensamiento crítico y el escepticismo se están volviendo cada vez más importante debido a cuatro tendencias:
· Cambio acelerado, aumento en complejidades, intensificación de la interdependencia e incremento del peligro.
· En un mundo repleto de miedo e inseguridad, las muchedumbres siguen sin pensar, a líderes que tendenciosamente dividen al mundo en el bien contra el mal, y usan la fuerza y la violencia para hacer cumplir sus puntos de vista.
· Diariamente nos enfrentamos con un exceso de información, y mucha de esa información ha sido artificiosamente envuelta para servir a grupos con intereses personales y no al ciudadano en particular o al bien común.
· Los estudiantes necesitan tomar el control de sus propias mentes para reconocer sus propios valores más profundos, para tomar acciones que contribuyan a su propio bien y al bien de los demás.
Para hacer esto, durante el proceso deben aprender a aprender y a ser aprendices de toda la vida

Tenemos hoy una Ley (Orgánica de Educación), que profundiza el Estado docente, la educación laica, la autonomía universitaria y que, de alguna manera, construye un mecanismo de formación para la libertad y no para la sumisión”, Venezuela un Estado laico, su sistema educativo debe ser también laico, para, de esta forma mantener una clara consonancia con los principios establecidos en la Constitución Nacional. Igualmente, la nueva Ley de Educación promueve el pensamiento crítico por encima del pensamiento conformista, lo que trae como resultado niños y niñas capaces de transformar la sociedad en la que viven.
El problema se produce, cuando el “según yo”, porque es difícil saber si las opiniones que se tiene y, por ende, las elecciones que se van a tomar en la vida, se crean libres o subordinadas a los factores antes mencionados. Para graficar esa dificultad se hace referencia a casos socialmente importantes y muy sencillos de identificar.- Televisión: Para nadie es un misterio el gran poder de persuasión que tiene la televisión, lo masificada que está y que su interés principal es vender —por lo menos, así es, evidentemente, vende desde aparatos electrónicos y alimentos hasta estilos de vida e imágenes políticas. Para que esta relación que tiene con el televidente sea totalmente efectiva, la televisión tiene que venderse como confiable, por eso no divulga ciertos valores intelectuales que le podrían ser contraproducentes, tales como el pensamiento crítico
La televisión abarca tantos aspectos de la vida que no estar influenciado, directa o indirectamente, por ella es casi utópico. Por eso, creo que estarlo no es determinante para ser o no un pensador critico; pero como de todas maneras un librepensador debe tomar decisiones utilizando la razón, independiente, en este caso, de la autoridad que le da a la televisión ser confiable, hacerse este tipo de reflexiones es indispensable. Considero que alguien que no tiene conciencia que desde que enciende la televisión hasta que la apaga está siendo persuadido entonces no es una persona con un sentido crítico de la realidad
- Ciencia: La mejor forma que tienen las personas de entender el mundo es a través de la ciencia; porque el método científico es el único método que ha demostrado ser preciso y confiable y, lo mejor de todo, es que avanza con afirmaciones verificables, naturales y discutibles, y sólo de esta manera es posible determinar con objetividad —es decir, mediante la razón— cuando otras personas nos está tratando de engañar, influenciar o guiar. Pero el método científico no se aprende sólo. Si una persona cree ser un pensador critico tiene que determinar si lo conoce y entiende, y para determinar esto debe pensar si en su educación se lo enseñaron o si por su cuenta lo ha estudiado.Una forma sencilla de saber si uno conoce y entiende el método científico es pensar si sabe reconocer cuando una disciplina es o no científica. Si un individuo considera la alquimia, la astrología, el creacionismo, la criptozoología, la frenología, la grafología, la homeopatía, la numerología, la parapsicología, la ufología, la telepatía, etc. como disciplina científica lo más probable es que no posea un pensamiento crítico.¿Qué es pensamiento crítico?
Pensamiento crítico significa pensar correctamente en la búsqueda de conocimiento relevante y confiable acerca del mundo. Otra manera de describirlo es pensar con destreza, razonable, reflexiva y responsablemente, enfocándose en la decisión de qué creer o hacer. Una persona que piensa críticamente puede hacer preguntas apropiadas, recopilar información relevante, revisar eficiente y creativamente dicha información, pensar lógicamente acerca de ella, y llegar a conclusiones confiables y fidedignas
L. Mertes, destacado educador estadounidense, define al pensamiento crítico como “…un proceso consciente y deliberado que se utiliza para interpretar o evaluar información y experiencias con un conjunto de actitudes y habilidades que guían las afirmaciones fundamentadas y las acciones”. Y Robert H Ennis, destacado miembro de la Sociedad de la Filosofía de la Educación, afirma que es “pensamiento reflexivo y razonado enfocado para decidir que creer o hacer”. Por lo tanto podremos decir que el pensamiento crítico es la voluntad racional para someter aquello que percibimos a una serie de procesos mentales de análisis y cuestionamiento con el objeto de establecer un juicio sobre su validez.
El pensamiento acrítico (opuesto al crítico) nos llevará a sustituir ese cuestionamiento interno por una serie de argumentos y justificaciones que llevará a nuestra mente a pensar en otras cosas y a abrazarnos en un estado de conformismo.¿Qué es escepticismo?El escepticismo tiene una tradición histórica que data desde la época de los antiguos griegos. Recordemos la famosa frase se Sócrates: “Yo sólo sé que no sé nada”. El escepticismo actual no toma posiciones tan radicales y tan poco prácticas. Michael Schremer, uno de los más renombrados escépticos de nuestros días afirma que “el escepticismo moderno está inmerso en el método científico, que incluye la adquisición de datos para formular y probar explicaciones para fenómenos naturales”. Pero el escepticismo actual va más allá de aspectos científicos para incursionar ámbitos prácticos y cotidianos. El difunto Carl Sagan, famoso astrofísico y escéptico que dedicó sus últimos años a difundir la ciencia entre nos no versados, opinaba así del escepticismo: “No es nada esotérico. Nos lo encontramos a diario. Cuando compramos un coche usado, si tenemos el mínimo de sensatez, emplearemos algunas habilidades escépticas residuales”. Entonces podemos decir que el escepticismo se basa en el uso del pensamiento crítico, tanto al interior de la mente de quien lo practica, como al exterior en la fuente de lo percibido, y abarca la recolección de evidencias objetivas para establecer una hipótesis de lo sucedido para confrontarla con la realidad. Cuando compramos un auto usado, es común escuchar del dueño anterior frases como “nunca ha sido chocado” o bien “está en excelentes condiciones, casi nuevo”. Si tomamos estas frases como algo cierto de manera temporal, el escepticismo nos hará revisar la carrocería para corroborar su validez, y revisar si no ha pasado por el proceso de “hoja lateado” o bien contratar los servicios de un mecánico independiente para que revise el chasis, la alineación y otros aspectos que pueden escapar a nuestro ojo no entrenado. En pocas palabras, el escepticismo es la voluntad para dudar de lo percibido y reunir evidencias objetivas para complementar el proceso de juicio racional.



Relación del pensamiento crítico con el método científico

Debido a la identificación del pensamiento crítico como pensamiento científico, es razonable concluir que los cursos de matemáticas y ciencias son un buen lugar para aprender el pensamiento crítico a través de aprendizaje del método científico; desafortunadamente, esto no siempre resulta cierto. Los buenos científicos que realizan ciencia deben practicar el pensamiento crítico, y los buenos profesores de ciencia generalmente lo enseñan, pero muy pocos individuos ordinarios aprenden el método científico, incluso aquellos que con éxito toman clases de ciencia en la preparatoria o la universidad. Esto es porque, como se ha señalado anteriormente, la ciencia en Venezuela es menudo muy mal enseñada como una disciplina basada en hechos e información existente, en lugar de hacerlo como una forma de conocer o como un método de descubrimiento.
Los seres humanos estamos condicionados desde el nacimiento a seguir las figuras de autoridad y a no cuestionar sus pronunciamientos. Tal acondicionamiento es llevado a cabo por los padres y maestros usando una amplia variedad de técnicas de refuerzo positivo y negativo. La mayoría de los individuos llega a la edad adulta en esta forma condicionada. El resultado de tal acondicionado es la antítesis de la investigación científica y el pensamiento crítico: individuos carentes tanto de la curiosidad como de las habilidades para realizar investigación independiente para descubrir conocimiento confiable. Los individuos que piensan de manera crítica pueden pensar por sí mismos: puede identificar problemas, recopilar información pertinente, analizar información de una manera apropiada, y llegar a conclusiones fiables por sí mismos, sin depender de otros para hacer esto para ellos. Este es también el objetivo de la enseñanza de la ciencia. El pensamiento crítico permite afrontar y comprender la realidad objetiva obteniendo conocimiento confiable sobre el mundo. Esto, a su vez, permite ganarse uno la vida de mejor manera, lograr éxito en la vida, resolver mejor los problemas de la vida y reconciliarse con la existencia, la mortalidad y el Universo. Si una persona es más feliz contando con conocimiento confiable y viviendo en la realidad objetiva, en lugar de vivir en la ignorancia y conservando creencias falsas
No obstante la utilidad práctica para casos comunes en nuestra vida diaria, se piensa que la mayor utilidad de la dupla Escepticismo y pensamiento critíco va en tener la voluntad para orientar nuestra sobrada capacidad cerebral hacia el diseño creativo y racional de:1.Mejores formas de convivencia, para librarnos de los prejuicios raciales o políticos basados en la credulidad de la gente;2.Mejores modos de utilizar la naturaleza, para librarnos del desequilibrio ambiental de repercusiones globales;3.Mejores bases para evitar las guerras y las hambrunas, dando paso a alternativas económicas que no requieran del exterminio de los vecinos, sea por obra de las armas o por obra de la economía.El pensamiento crítico debiera enseñarse en la escuela como parte de los programas la educación oficial y complementarla con cursos de herramientas del escepticismo en niveles superiores. Sería una forma inteligente de hacer uso de nuestras capacidades sobradas.
“Debemos estar enseñando a los estudiantes cómo pensar. En cambio, les estamos enseñando qué pensar” Clement and Lochhead, 1980, Cognitive Process Instruction.


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sábado, 19 de marzo de 2011

No desestimes este Post...-El Replicador de Sueños-


"Me gustan los estudiantes
que con muy clara elocuencia
a la bolsa negra sacra
le bajó las indulgencias.
Porque, ¿hasta cuándo nos dura
señores, la penitencia?
Caramba y zamba la cosa
¡Qué viva toda la ciencia!"


-Violeta Parra-




NO DESESTIMES ESTE POST
LA CIENCIA TE ESTIMA


La ciencia es algo difícil de comprender.
Una querida amiga, al escuchar esto, diría ¡Es una frase para el bronce! Es cierto. Bien vale la ironía, ya que, decir que la ciencia es una disciplina que a la mayoría de las personas nos resulta muy complicada de comprender no es ninguna novedad. También es cierto que muchos le suelen escapar,como es lógico. De inmediato la gente trata de desentenderse de las cuestiones que les resultan demasiado complicadas. Una manera muy común de hacerlo, es encaramándose en el complejo entramado neuronal de nuestra exclusiva y humana subjetividad, encontrando allí un refugio y un centro de operaciones, desde el cual, elaboran las estrategias con las que enfrentan, muchas veces en forma algo ambigua, ciertos aspectos de la realidad.
Obviamente, no voy a menospreciar la subjetividad de nuestras abstracciones, ya que gracias a ellas, somos lo que somos y conseguimos lo que conseguimos. Lo que sí vale aclarar, es la importancia que tiene la acción de saber discriminar las que son de utilidad de las que son inútiles y, sobre, todo de las que pueden resultar perjudiciales para la sociedad en su conjunto.
Uno de los problemas que surge con la cuestión científica es que se funda en la evidencia, resultando éste uno de los pilares que suele repeler al común de la gente. No porque la gente deteste la evidencia, esto está mas que claro, si no que generalmente la suele priorizar según su conveniencia. A veces resulta vital exigirla en nuestras interacciones cotidianas y a veces el hecho de hacerlo es atentar contra los lazos de confianza depositada en el prójimo o en ideas preestablecidas.
Otro problema es que, muy a la ligera y por ignorancia, también se suele estigmatizar a la ciencia, colocando al científico en su laboratorio, allá arriba, aislado en lo alto de la montaña al mejor estilo Dr. Frankenstein.El astrónomo Carl Sagan, bien dijo una vez: “Vivimos en una sociedad profundamente dependiente de la ciencia y la tecnología y en la que nadie sabe nada de estos temas. Ello constituye una fórmula segura para el desastre.”
Creo tremendamente necesario que la sociedad, al menos en una mayor proporción, asuma de una vez que esta forma de pensar está directamente ligada con nuestra vida cotidiana. Y empleo el término asuma, porque no es más que eso, asumirlo, ya que no es una cuestión que no se sepa, si no que, por difícil, se suele mirar para otro lado, o bien, simplemente posicionarse en su contra. Es natural que que el sólo hecho de asumirlo no nos va a hacer entenderla como por arte de magia, sin embargo, el apoyo más sólido que surgiría a partir de hacerlo, puede resultar determinante, si lo que queremos es avanzar hacia un mejor bienestar.La ciencia está íntimamente relacionada con las soluciones tecnológicas que hoy nos ayudan a vivir mejor, así como también nos permite conocer de donde venimos y, sobre todo, hacia a donde vamos. La ciencia, con su mecanismo de prueba y error, sigue siendo la mejor heramienta que tenemos para dar con nuestros aciertos.
Es por eso que, con la intención de concientizar sobre esta idea y, en la medida de lo posible, elaboramos estos tres banners que esperamos sean de su agrado. Si lo considera oportuno, por favor no olvide replicarlos.
Saludos

Juan Carlos

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domingo, 6 de marzo de 2011

¿Por qué resulta necesaria una ley para despenalizar la interrupción voluntaria del embarazo? -Juan Carlos Alonso-



"Los hijos que no tuvimos se esconden en las cloacas, comen las últimas flores, parece que adivinaran que el día que se avecina viene con hambre atrasada."



-Luis Eduardo Aute-





LAS RAZONES QUE EN LOS MEDIOS TAMBIÉN SE DEBERÍAN ESCUCHAR





El año pasado, se debatía en el congreso de la Nación la ley de matrimonio igualitario. Esta ley, como todos sabemos, es la que permite la unión en matrimonio (y patrimonio) de dos personas del mismo sexo. Luego de acaloradas disputas entre legisladores, finalmente resultó siendo aprobada y hoy, felizmente, está en plena vigencia.
En aquella oportunidad, tras escuchar a través de los medios de comunicación, los argumentos que esgrimían tanto los que estaban a favor de la ley, como los de los que estaban en contra, desde este espacio, también nos sumamos con la intención de aportar nuestros argumentos favorables a su aprobación, ya que éstos, eran de los que no se solían escuchar en el debate mediático generalizado.
Como en poco tiempo más será tratada la ley que permite la despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo y, debido a la importancia de la misma, también quiero exponer mi aporte. Sólo que esta vez, me anticiparé a los futuros argumentos que se expondrán en el medio que mencioné antes, debido a lo previsible de la actitud de muchos de los que los promulgan.
¿O debería decir comulgan?
Sé perfectamente que la despenalización del aborto es un tema mucho más complejo y delicado para debatir, que lo que pude resultar una discusión sobre el matrimonio igualitario. Sobre todo, si hay que hacerlo contra los mismos que en aquella oportunidad, simplemente se oponían a ella, principalmente, por la sola “razón” de defender viejos tabúes potenciados por una tradición religiosa e, incluso, recurriendo también a razones biológicas claramente incompletas y descontextualizadas de la realidad .
Seguramente, en esta ocasión, también habrá legisladores que, sin estar contagiados directamente por un pensamiento religioso, votarán en contra de la ley; como así también habrá quienes voten a favor siendo personas creyentes de la existencia de algún dios de los, supuestamente, posibles.
Independientemente del pensamiento (o de los intereses) que defiendan cada una de las posturas, no podemos negar que en discusiones de este tipo, el discurso religioso es el que más protagonismo cobra, pasando a ocupar, prácticamente, la totalidad de la escena. Esto resulta tan lamentable como comprensible si consideramos que aún, como sociedad, no podemos conciliar del todo la idea de lo que es un auténtico estado laico.
Así es que, en esa dirección apuntaremos en primer lugar, para luego, abordar el tema desde lo concerniente a la condición social.

Tratándose de un tema político, para empezar, bien podría recurrir a la vieja y trillada “chicana” como herramienta, y decir, por ejemplo, aquello de que si consideramos que un 20% de los embarazos son interrumpidos en forma espontánea antes de los dos meses de curso, sin que los padres si quiera lleguen enterarse, entonces dios se convertiría, sin duda alguna, en el mayor abortista de la historia.
Este sería un dato que la gente creyente no debería desestimar pero, en su lugar, seguramente lo justificarán diciendo que es parte del “plan” o que dios a veces utiliza caminos misteriosos, o bien, simplemente, que las personas no tenemos derecho a cuestionarlo. Sin embargo, no vamos a tener en cuenta esta chicana, ya que justamente se trata de un tema de derechos humanos, por lo que, el tal dios, debe quedar excluido por razones mucho más que obvias: No corta ni pincha. Aunque los que los que cada día se lo inventan a su imagen y semejanza, sí lo hacen-y bastante bien-. A ellos les digo: ¡Ojo! Acá todos cortamos y pinchamos. (Y mordemos, en caso de ser necesario)
Es por este motivo que no podemos dejar de lado bajo ningún concepto, debido a su influencia, el pensamiento religioso y, para ello, es necesario mirar hacia atrás de manera inevitable. Por mayoritario en estas latitudes, contrastaré con el sistema de creencias católico (Usted aplique la variantes que le plazcan para cualquier otra religión y dará igual)


En mi opinión, lo primero que habría que considerarse en esta cuestión, es que el problema, justamente y como es lógico, es un problema de origen.
El inicio del universo no sólo es el punto de partida de todo lo que conocemos, sino que también resulta ser, el punto de referencia en el que se bifurca esta arcaica y, a día de hoy, ya casi insostenible dicotomía.
Mientras los religiosos creen que éste origen fue provocado por un chispazo divino hace unos 6.000 años, a partir del cual, en seis días, surgió todo (sin agregarle una idea más), muchos de los que no lo somos, podemos pensar únicamente en otro tipo de chispazo -que de divino no tuvo nada- y que sucedió hace mucho, muchísimo, tiempo más atrás. A partir de esta gran explosión, se inició un proceso muy –muy- lento del cual somos parte, y que además, por suerte, aún nos seguimos preguntando e intentando saber cómo es que sucedió.
Básicamente, a lo que ellos llaman chispazo divino, muchos otros, les decimos proceso NA-TU-RAL. Esta diferencia conceptual es importante y a continuación veremos por qué.

Me gustaría que nos enfoquemos, en lo que nos ocupa puntualmente ahora, que es la cuestión humana.
Desde el preciso instante en que se unen dos células conformando lo que denominamos concepción, hoy sabemos, que el desarrollo de lo que inicia como cigoto y que luego será un embrión y luego un feto y luego bebé (y más tarde un Juan/a y recién muchos años después, si tiene suerte, tal vez lo considerarán ser humano) se produce de manera comparable al mismísimo proceso evolutivo, sólo que, lo que uno tarda millones de años, el otro apenas nueve meses.
Si tenemos en cuenta esto, nos resultaría de “suma” utilidad evocar el inconsistente reconocimiento que tuvo que hacer el carismático Sr. Karol Jósef Wojtyla (JP II) en. 1996 sobre la evolución de Darwin. Para quienes no estén al tanto, en dos palabras, lo que él declaró públicamente en aquella oportunidad, fue que la “teoría” de la evolución era algo serio y posible, pero que dios “en algún momento” del proceso -obviamente sin especificar cuál- le inyectó un alma a uno de esas “bestias” convirtiéndola en ser humano.
Esto no es más que un intento de justificar lo injustificable, es la no explicación de un origen incierto, una idea confusa que no aporta absolutamente nada y, que incluso, hay muchos fieles que la pasan por alto y siguen creyendo literalmente el cuento de Adán y Eva. Estos son sus chispazos.
La realidad es que hoy sabemos perfectamente cuál es la ascendencia del ser humano al conocer, en cierta medida, nuestra genealogía. Y lo que resulta aún más importante: lo podemos comprobar. No sólo recurriendo al confiable método científico y a la abrumadora evidencia que éste nos brinda, sino también, cuando nos observarnos a nosotros mismos e, inevitablemente, advertimos esos resabios de nuestro pasado primitivo que están expresados de manera tan clara en nuestro comportamiento cotidiano. Estos son nuestros procesos.

Veamos ahora como estas diferentes posturas de chispazo divino y proceso natural derivan en sus argumentaciones respectivas y, también, lo relevante que resulta la visión que se tenga con respecto al tiempo, al espacio y al entorno


Generalmente, quienes están en contra del la despenalización y regulación del aborto, se manifiestan acérrimos defensores de “la vida” y consideran que esta práctica es, literalmente, un asesinato. La primera pregunta que se desprende es ¿Cuál es la vida que defienden? Luego de ponerse a pensar que, con esto de que felizmente las personas empezamos por fin a proteger, en cierta medida, a algunos otros animales; fueron sacando la palabrita “humano” de sus consignas panfletarias, ya que decir “la vida” suena emocionalmente más impactante; entonces me responderá, clarificando de manera solemne: Defendemos la vida de un ser humano.
Sinceramente me encantaría que defendiesen, con el mismo énfasis, la vida de “varios” seres humanos más, que en el mundo entero mueren injustamente como moscas, y no que sólo se limiten a decir ¡qué barbaridad! cuando lo ven por la televisión, o bien cuando lo defienden, es alimentando el altruista, pero perverso, engranaje de la caridad para, de paso, salvar sus almas. Pero bueno, todo no se puede.
Ya escucharán el “ecoevangélico” discurso de la diputada Hotton y entenderán en forma mucho más gráfica de lo que hablo.
Si volvemos al momento en que se produce la concepción y su inmediato desarrollo, es claro que nadie puede negar que lo que hay allí es vida. Como así también la hay en un espermatozoide o en un óvulo por separado, o incluso también la hay en la más (para nosotros) insignificante de las bacterias. Y acá es donde debemos ser específicos y dejar las hipócritas consignas de impacto emocional de lado. No se defiende “la vida”. Se defiende la vida de un ser humano, pero es imperioso preguntarnos ¿es eso un ser humano? Al parecer, para los promotores del chispazo divino si que lo es. Es en algún estadio de esa instancia, cuando el dios de cada religión de las existentes sobre la Tierra viene con la jeringa celestial y le aplica su dosis correspondiente de alma, declarándolo un auténtico ser humanos hecho y “con” derechos, entonces ahí sí que lo es. Lo que no me explico es por qué, si así fuere, la iglesia no lo ingresa a sus filas en ese momento, y no que tenga que esperar hasta que se desarrolle y nazca para empezar a lavarle la cabeza con agua bendita con el fin de limpiarlo del pecado original y también de “otros” pecados que, eventualmente, pudiese tener ya de fábrica, según el sacramento bautismal.
¿Será porque en esa etapa, si ni si quiera la madre se entera que está embarazada, mucho menos se enterará un “padre”?
Esto es análogamente confuso al discurso de Juan Pablo II en su intento de justificar la creación del hombre inserta en el proceso evolutivo ¿A cuál hombre fue que se le inyectó un alma? ¿Al homo sapiens? ¿Al homo antecessor? ¿Al homo erectus, acaso?
La pregunta no puede tener respuesta porque las denominaciones de las especies que conforman el parentesco de nuestra ascendencia, no son más que eso, denominaciones.
Las claras diferencias que hoy vemos entre ellas son apreciables porque están separadas por miles y miles de años, pero si tuviéramos que ubicarnos en un punto intermedio entre generaciones, cualquier diferencia nos resultaría imposible de percibir.
Es como cuando nos crece el pelo, entre un día y el siguiente no notamos la diferencia pero si vemos una foto nuestra de hace meses, ésta es contundente.
Yendo hacia atrás en el tiempo, si nos propusiéramos establecer una línea divisoria clara y precisa entre especies ¿A cuál consideraríamos humano y a cuál animal?
Otra vez nos encontramos en un embrollo. Entonces, lo que hacemos para tomar un parámetro aproximado, es considerar como punto de referencia el desarrollo del cerebro.
En la actualidad, nuestro pariente más cercano, de los que sobreviven, es nuestro primo el chimpancé, y la diferencia entre su cerebro y el nuestro es bien clara. Recién en estas últimas décadas hay intenciones altruistas de contemplar unos derechos básicos que los protejan, como así también a algunas otras especies de animales no humanos. Es natural que no se les puedan considerar los mismos derechos que a una persona, ya que obviamente les resulta imposible tener obligaciones. Pero imaginemos lo siguiente ¿Qué pasaría, en el supuesto caso que la ciencia genética pudiese traer a la vida a uno de nuestros ancestros? Sería físicamente mucho más similar a nosotros que un chimpancé, se comunicaría, sabría hacer fuego, incluso dibujar o hacer artesanías, y seguramente aprendería algunas cosas más, así como también, si nos descuidamos, muy posiblemente nos lanzaría una piedra por la cabeza para sacarnos nuestra hamburguesa o se lanzaría encima de nuestra hermana sin invitarla a tomar algo previamente. Estas características y aptitudes, sin duda, resultarían determinantes para que lo considerásemos de manera diferente que a un animal en cuanto a sus derechos, pero si su cerebro no estuviese lo suficientemente desarrollado como para comprender los actuales códigos de civilidad, encontrándose en una suerte de “mitad de camino”, tampoco podría ejercer las obligaciones que estos códigos exigen. Por lo tanto otra vez estaríamos un brete. Lo que quiero destacar con esto, más que nada, es la importancia que tiene el desarrollo del cerebro en una persona, de hecho, es principalmente lo que nos diferencia del resto de las especies y, en definitiva, lo que nos hace humanos.
Volviendo a nuestra analogía con el desarrollo del feto, podemos decir que hasta que éste no desarrolle su cerebro (y sistema nervioso) no deberíamos considerarlo como un ser humano que cuente con derechos, y esto lo aclaro, porque instintivamente es lo primero que se suele utilizar como consigna antiabortista.
Lo que sí hay allí – y otra vez esto nadie puede negar- es un “potencial” ser humano que comienza a formarse. Veamos ahora el tema de esta potencialidad.
En este punto es donde, en muchas ocasiones, al pensamiento religioso le encanta sacar a relucir lo que ellos llaman el argumento de Beethoven, cuando en realidad, se trata de una falacia.
En dos palabras, para quienes no la conozcan, es aquella que dice que el padre y la madre del genial músico tenían sífilis y tuberculosis respectivamente, que también él tenía como cuatro hermanos mayores de los cuales uno salió sordo mudo, el otro muerto, el otro con tuberculosis y el otro con no se qué cosa de esas. La cuestión del supuesto argumento es que si los padres hubieran aplicado la lógica de posibilidades según la estadística, deberían haber abortado, pero sin embargo, si lo hubiesen hecho, no hubiera nacido jamás el bueno de Ludwig.
Muy poco de esto fue cierto, basta remitirse a la biografía del compositor. Pero pongamos por caso que lo hubiese sido. ¿Por que sólo mirar la cara bonita de la moneda? ¿Y por qué no aplicar el mismo criterio a un Hitler o a un Torquemada y ver la otra cara posible? Claro, me dirán otra vez de manera solemne: el hombre nace con su alma pura(bueno, sólo con pecado original) y luego el mismo ser humano la corrompe, surgiendo a partir de allí la idea que el hombre es malo, es pecador, el hombre todo lo estropea. Yo simplemente respondo que precisamente, eso, es despreciar la vida de la raza humana. No querer ver las evidencias de nuestro origen y pensar que el hombre tiene que ser bueno “porque sí” no va a arreglar las cosas. Las cosas se pueden arreglar si reconocemos y tomamos real conciencia de una vez por todas, que gracias a un proceso evolutivo somos, en general, más o menos buenos y más o menos malos, algunos estarán más a los extremos del espectro que otros, pero de esa manera, en parte, nacemos y, en parte, nos hacemos.
Incluso también, de a poco nos vamos dando cuenta que el “ser buenos” no sólo nos hace de una mejor convivencia, sino que, aparte, nos conviene. Hay que tener en cuenta que nuestro cerebro aún se sigue desarrollando. Hoy recién empezamos a comprender los primeros mecanismos de su funcionamiento y sabemos con certeza que en muchos casos nos engaña. La visión, por ejemplo, nos deja ver sólo lo que nos sirve para subsistir en nuestro entorno y no el resto de lo que existe. Cuando usted ve el borde de una mesa o cualquier línea recta, en realidad no esta viendo la línea en su totalidad, punto por punto, sólo ve los extremos y el cerebro construye el resto. También, mientras usted piensa que esta ahí quietecito leyendo esto, en realidad esta rodando a una velocidad de 1000 Km. /h (o a 1600 si estuviese sobre el ecuador o quitecito si estuviese justo en el polo) que es la velocidad en que gira la tierra, pero ¿quién podría vivir con la sensación constante de que se está sobre una tasa loca como la de los parques de diversiones?
Otra de esas tantas ilusiones de nuestro cerebro es la idea del alma e, incluso de similar manera, el sólo hecho de decir “nuestro cerebro” también es ilusorio. No es que el cerebro sea “nuestro”, sino que nosotros directamente “somos” ese cerebro. Pienso que la ilusión del “yo” aún nos resulta de utilidad para desenvolvernos y, sobre todo para comunicarnos (que es tan importante para nosotros), pero la del alma, por más bella que nos resulte la idea, ya está quedando obsoleta y, lo que es peor, nos está causando problemas a la hora de interactuar con las nuevas realidades que hemos descubierto recientemente en nuestro entorno. Por lo que creo, que iría siendo conveniente seguir utilizándola, sí, pero sólo como metáfora en el imaginario de poesías y canciones. De esta manera, tal vez, llegue a hundirse en las profundidades de ella misma y, con un poco de suerte, finalmente se ahogue.
Es hora que dejemos de engañarnos -y sobre todo- que dejemos de engañar a nuestra descendencia en su edad más vulnerable, al menos, si es que tanto nos preocupamos por el futuro de los potenciales seres humanos. El alma no es otra cosa que un producto más de nuestro cerebro y, de hecho, está más relacionada con la muerte que con la vida.
No podemos elaborar -bajo ningún concepto- leyes terrenales que estén fundadas en un simple deseo de continuidad en el difuso paisaje de otro supuesto mundo ideal.
Sin cerebro no hay alma ni tampoco hay ser humano, en cambio con cerebro puede no haber alma, pero, indefectiblemente, siempre hay ser humano.

Hasta aquí vimos las diferencias conceptuales en el origen y las respectivas consecuencias de ambas posturas. Mediante una analogía didáctica también nos dimos cuenta de lo difícil que nos resulta establecer lo que es humano y lo que no, pero si hay algo que nos queda claro en ese punto es que, sin este cerebro, podemos ser cualquier otra cosa, pero de ninguna manera, seres humanos.
Finalmente quedamos en que el potencial ser humano que se esta gestando se los suele mirar con un solo ojo, seguramente que para cuando lo reciban, hacerlo con un guiño, como diciéndole ¡bienvenido al club!

Ahora es momento abrir bien los ojos y ver el aspecto social, que en realidad es lo que debería resultarnos mucho más importante. Para ello nuevamente y, como es lógico, debemos mirar tanto hacia atrás como hacia adelante en el tiempo y, también, hacia los costados en el espacio.
Una ley de derechos humanos como resulta ser la despenalización del aborto no se puede hacer sin mirar a futuro. Como mencionaba anteriormente, el pensamiento religioso tiene un fuerte anclaje en el pasado y cuando quiere mirar a futuro sólo ve fantasmas celestiales. Si abrimos bien los ojos de una vez por todas e intentamos ver hacia adelante, que en realidad, no es otra cosa que ejercer la “especialidad” de la raza humana, deberíamos tener en cuenta ciertos puntos a la hora de preguntar ¿Por qué necesitamos despenalizar y regular el aborto?
Uno de ellos es tener en cuenta que los avances aceleradísimos de la genética y otras ciencias nuevas, de los cuales hoy (si queremos), podemos ser testigos, van a colocarnos en un escenario totalmente diferente al actual. Y no estoy hablando en este caso de miles o millones de años, como cuando miramos hacia atrás, me refiero solamente a un par de generaciones más adelante, o sea, nuestros hijos o nietos (Suponiendo, claro, que dentro de dos años falle, como tantas otras veces, el “bendito” armagedón).
Pensemos seriamente en qué vamos a hacer en el futuro, cuando una sustituta ecografía que, vaya a saber uno cómo se llamará por eso años, nos diga, por ejemplo: Su hijo nacerá con el cabello rubio y los ojos celestes. En su madurez alcanzará una altura aproximada de 1,78 m, pero esto sólo si ocurre un milagro, ya que también tendrá una afección severa en el miocardio y existe un 98% de posibilidades que la palme antes de los dos o, a lo sumo, tres años de vida.


¿Diremos que tiene derecho a nacer para vivir en esas condiciones? ¿Estaremos dispuestos a sufrir el “calvario” de vivir ese tiempo corriendo al hospital a cada rato para luego afrontar el terrible dolor que implica la muerte excesivamente prematura de un hijo? ¿Acaso esperaremos el milagro? ¿O preferiríamos cortar a tiempo y esperar por lo sano? Debemos tomar real conciencia que este escenario no es el set de una película de ciencia ficción. Se trata de algo que muy posiblemente empezará a suceder en forma gradual y, tal vez, bastante antes de lo que imaginamos. Calculo que en esos momentos las discusiones pasarán por intentar regular normativas para los casos en que los pronósticos sean desalentadores pero en puntos intermedios. Se debatirá probablemente si hay derecho a nacer para sobrellevar una enfermedad complicada de por vida, o bien, si hay derecho, sabiendo que no hay mucha probabilidad de que vaya a pasar de los diez o quince años de vida. Pero sinceramente no creo que haya dudas en interrumpir el embarazo cuando los resultados sean claramente determinantes.
Como analogía premonitoria de esta situación, tenemos en el presente el caso de los chiquitos en adopción ¿Cuántas personas adoptan chicos sanos y cuántas a uno que padezca alguna enfermedad? …No creo que haya mucho más que agregar.
Pasemos ahora a otro de los puntos de la cuestión social, que seguramente nos resultará sensible, pero que no podemos pasar por alto en esta discusión.
En el debate sobre el matrimonio igualitario, que mencioné al principio, se dio el caso que un diputado (que lleva el mismo apellido de un capo cómico argentino ya fallecido) se oponía a la ley sosteniendo el siguiente razonamiento básico: Hay una isla habitada sólo por hombres y otra habitada por hombres y mujeres. Al cabo del tiempo, los de de la isla unisex se extinguen y los de la mixta sobreviven. ¡Brillante! Claro que al escuchar esta obviedad no podemos negar que tiene razón, sin embargo lo que debemos tener en cuenta ahora es que –ese- no es precisamente el escenario actual, sino que de a poco nos vamos aproximando, cada vez más, justo al opuesto. Por más que el corazón sea grande, la casa nos está quedando cada vez más chica. Este es otro claro ejemplo de la presunción de defender “la vida” porque sí, sin tener el mínimo reparo en la manera en que ésta se desarrolla y en qué tipo de contexto.
Siguiendo los lineamientos de ese tipo de razonamiento básico, me podrán decir ¡pero si hay espacio de sobra! Señores, bien sabemos que no sólo es espacio físico lo que hace falta, las personas, para vivir, hoy necesitamos todo un paquete de recursos que son justamente lo que en la actualidad necesitamos reorganizar y estar muy atentos a su distribución, al menos, si es que en unos años no queremos experimentar en carne propia lo que significó la edad media.
A muchas personas de clase media para arriba, con bastante frecuencia, se le escucha decir muy a la ligera: ¿Sobrepoblación? ¡Imposible! Si la gente cada vez tiene menos chicos
Si uno le dice que no sólo mire los índices de natalidad de la clase media alta europea de los últimos diez años, sino que mire también los índices de aumento exponencial de bastante más tiempo atrás e incluya a las clases de más bajos recursos, entonces responden de manera enfática ¡Esos porque son ignorantes y sólo les importa el sexo! ¡Tienen de a seis hijos y no piensan que luego no los pueden mantener!
Es lógico que sean ignorantes, si consideramos que ellos no tienen la misma oportunidad de recibir educación que tienen otros y, si por casualidad la tienen, en muchos casos, el mismo entorno en el que viven puede hacer que la desaprovechen.
Sin embargo se trata de otro error, el sexo les gusta de la misma manera que le gusta a cualquiera y no es por eso que tengan más hijos. Una persona con suficiente poder adquisitivo puede tener seis hijos porque sabe que puede mantenerlos, mientras que una persona sin recursos económicos puede tener seis hijos, lamentablemente, porque de esa manera tiene más posibilidades de que, en un entorno difícil, algunos de ellos tengan más probabilidades de sobrevivir. Y eso no se piensa, eso es instinto en plena acción.
Hay que tener en claro que la urgencia de tener en la actualidad una ley de estas características es justamente para proteger la vida de los que tienen menos recursos y están prácticamente condenados a someterse a una mala praxis. Una persona que va a escondidas a una interrumpir un embarazo en condiciones seguras, es obvio que no la necesita; a ver si todavía, al estar legalizado y regulado, tiene que dejar asentado con su firma en algún registro que cometió semejante ”pecadillo”.
Es inminente que se van a tener que tomar medidas para que se empiece a equiparar un poco la cosa entre las abismales diferencias entre clases sociales a nivel global, más aún de lo que ya se equipararon, si tomamos como referencia tan sólo un par de siglos atrás. Ya que de lo contrario, sin vaticinar Apocalipsis, podemos llegar a tener serios líos si la población aumenta como se prevé y, o escasean, o no se reparten de manera más equitativa lo recursos.
¿Qué pasará en ese caso? ¿Por fin los pobres tomarán el poder por sobre los ricos? Es vidente que no. Ya tenemos experiencia a montones en ese tipo de situaciones a partir de ejemplos más aislados, morirán de a miles. La diferencia está en que eso, en la actualidad, cada vez más, gracias a loas avances en comunicación, está empezando a quedar mal visto y a ser condenado a nivel global.
Aparte, basta con dejar de creernos tan” divinos” y sólo mirar en la naturaleza cómo cuando en un grupo de organismos, son demasiados y escasean los recursos, la manera poco simpática en la que éste se autorregula.
También, otra de las cosas que hay que considerar, es que tenemos la posibilidad de un futuro en que los avances de la medicina harán que la gente que no puede tener hijos, los pueda tener de manera mucho más eficiente de lo que se hace hoy en día. Si a eso le sumamos que seguramente también se prolongará, como se viene prolongando, la expectativa de vida (no olvidemos que menos de ciento cincuenta años prácticamente se duplicó), tendremos mucha más gente por todas partes y “afortunadamente” viviendo más tiempo.Y mejor ni hablar si se siguen descubriendo células madre en diferentes partes de nuestro organismo. Sabiendo que una célula madre también es un “potencial” ser humano, no sea cosa que cada vez que nos cortemos las uñas o vayamos a la peluquería, nos convirtamos en los más seudo-inconcientes de los genocidas de la historia.
Es por esto que debemos ser concientes que una ley como ésta es una herramienta más, de las tantas otras que hay, que nos sirve para ir autorregulando gradualmente un posible futuro complicado, de una manera mucho menos drástica que si lo hacemos actuando ante una emergencia. Claro que una nueva enfermedad, un meteorito o una terrible erupción pueden diezmarnos en un santiamén, pero bueno, eso es otro tema y, en ese caso, sacarán leyes mediante las cuales se les pague o incentive a las personas para tener hijos.
Pensemos que hoy, en algunos países de lo que para occidente aún sigue siendo la cara oculta de la Tierra, hay leyes que limitan la natalidad por la densidad demográfica en que hay en ellos.
¿Cómo reaccionaríamos llegado el caso que tengamos que tomar medidas similares?
Seguramente pondríamos el grito en el cielo para que, una vez más, éste sea únicamente escuchado en la tierra por los seres humanos (como es natural), sin más reacción que la de ponernos a llorar y patalear.
Para terminar, y luego de ver muy resumidamente, las factibles consecuencias sociales que puede acarrear el hecho de no tomar a tiempo las medidas preventivas necesarias, las cuales, adicionalmente, nos hacen caer en la cuenta que también nos resultan útiles para que en la actualidad exista más equidad, debo decir, que el resto de las argumentaciones que seguramente expondrán, principalmente, los sectores feministas en relación a la defensa del cuerpo y el cerebro(que es parte del cuerpo) de la mujer, me resultan sumamente plausibles, pero como dije al principio, mi intención en esta reflexión personal, es considerar los puntos que, posiblemente, no se tengan en cuenta en la discusión mediática.

Saludos

Juan Carlos


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